9.16.2010

Mi madre y Lost





- Hola si, yo se que te molesto, pero sos la única que me puede ayudar.
- Hola ma, decime.......
- Yo puse el disco en la casetera acá de la computadora, igual que hoy a la tarde, pero no me aparecen los cositos de la serie.

Así empieza una conversación con mi mamá, en el intento número mil de ver su serie favorita desde la compu.

No hay Cristo que le haga entender que la computadora no tiene casetera sino compactera, que el botón derecho del mouse no es su enemigo y ni hablemos de los términos “click, escritorio o Mi PC”

Que una madre de mas de 60 primaveras entienda que el procedimiento para ver un capítulo de Lost es siempre el mismo, es como tratar de enseñarle a una criatura de dos años a dividir por tres cifras. Y no exagero.

- Ma, en el escritorio tocá el botón derecho.
- Escritorio....escritorio.... cual es el escritorio?
- Mami, eso donde tenés la foto del puerto de Mar del Plata..... que esta repleto de iconos de las cadenas que te mandan, eso es el escritorio.

Esta charla, con distintos humores, palabras mágicas y horarios la tuve aproximadamente unas 27 veces.


- Botón derecho sobre la foto de Mar del Plata?
- Si ma, donde sea. Que opciones te aparece?
- No me aparece nada
- Mamá, soltá el botón.....

    Las primeras clases que tuvimos juntas fui probando distintos mecanismos que le ayudaran a seguir los pasos sin que sea un calvario, como por ejemplo cuando aprendió a mandar mails:


    - Primero tenés que entrar a la pagina web de la empresa a la cual pertenece tu mail. Por ejemplo www.tumail.com. Una vez que estas ahí, que es lo que querés hacer?
    - No tengo idea.
    - Mami, no querías mandar un mail?
    - Ah claro si, mandémosle a la tía. Escribí: Hola acá estoy mandando.....
    - Mama, yo se mandar mails, la idea no era que aprendas vos?
    - Pero vos lo haces mas rápido, dale.

      Después de varios intentos, charlas, gritos, lagrimas y mates, aprendió a mandar mail, adjuntar archivo, responder cadenas y agregar contactos.

      Otro momento inolvidable fue cuando le contaron que podía pagar todo desde casa sin tener que volver a pisar un banco. Pero esa parte creo que le toco a mi hermana.

      En fin, se que el teléfono va a seguir sonando, que voy a seguir explicando los mismos tres pasos y que voy a agendarme “hacerle a mama un ayuda memoria para la compu”. Pero yo no voy a escribirlo y ella no va a recordarlo.

      Así somos.

      9.15.2010

      El tren de la alegría






      Desde hace varios meses, para volverme del trabajo dejé de tomar el subte. Todos los que salen como yo del micro centro a las 6 saben que no es tarea fácil volver a casa.
      Así que cambié subte por tren, porque es mas pintoresco, mas aireado, menos tiempo de viaje y menos gasto a fin de mes.

      Hoy, como la mayoría de las tardes, me fui caminando con mi musiquita a paso tranquilo por las callecitas de Buenos Aires, en busca de mi amigo el tren.
      La tarde estaba linda, el sol todavía se dejaba ver.

      Ya llegando a Retiro empecé a notar que el caudal de gente no era el de todos los días.
      Pero seguí para adelante.
      Entré a la estación. Definitivamente la cantidad de gente no era la habitual.
      Pero seguí adelante.
      Seguí adelante es una forma de decir, porque quedé aprisionada contra la vidriera de un kiosco. Sé que era un kiosco porque lo único que veía era el envoltorio de un Jorgito de chocolate.

      Los andenes explotaban de gente, pasar por el molinete era como llegar al oasis en el desierto y tratar de cruzar la línea divisoria entre los que salían del tren y los que tratábamos de entrar era similar a las películas de las cruzadas.

      Pero seguí adelante, me fui al anden 1 a esperar el tren de las 18:28.

      Esperé.............. y llegó.

      Logré subir. Me acomodé cerca de la puerta, total en dos estaciones me bajo.
      Pasaron 15 minutos y el tren, no se movía.
      Y la gente se subía.
      Y el tren ahí, estático.

      A eso de las 18:50, se cierran las puertas y avanzamos. Listo, 12 minutos de viaje y estoy en casita.
      Volví a disfrutar de mi música por aproximadamente unos 56 segundos, momento en el cual el tren detuvo su marcha.
      Desde la ventana a la cual tenia acceso, se veía todavía el anden de la estación.
      Nos movimos 40 metros.

      La gente empezó a hacer esa clase de sonidos que demuestran fastidio, pero ese fastidio controlado: chist, ffffff, jmmmm.

      Nos mirábamos entre todos buscando alguna explicación, me saque los auriculares pensando que un alma caritativa nos iba a decir algo. Pero nada. Nada.
      Nadie nos habló, el tren se quedo ahí quieto, y la gente empezó a cambiar sus chistidos por insultos al viento.

      El calor subía, los vidrios se empañaban y empecé a sumarme al fastidio colectivo.
      Mientras pensaba si al conductor le había dado un paro cardíaco o si era obra de otro suicida turro que elige la hora pico para jodernos a todos, vi de refilón el número de teléfono de atención al pasajero.

      Yo: Hola, si, mirá estoy en Retiro, arriba del tren que se supone iba a salir 6 y 28, pero no solo no salió a esa hora, sino que además, hicimos 40 metros y frenamos. No podemos bajarnos del tren, estamos acá encerrados y nadie avisa nada. Me podes decir que pasa?

      Operadora de TBA: mire, en este momento nosotros no estamos registrando ningún problema.

      Yo: bueno, yo no se dónde estarás registrando vos, pero yo te puedo decir con total seguridad que este tren no se mueve, que desde esta ventana veo el andén y si, acá registramos un problema.

      Operadora de TBA: Voy a pedirle que se quede tranquila.

      Yo: dale, yo me quedo tranquila acá encerrada en este vagón con 200 personas transpirando, sin una sola ventana que se pueda abrir mientras vos me decís que no estas registrando ningún problema. Yo desde acá te puedo hacer un listado de problemas, queres que empiece?

      Operadora de TBA: usted en nuestra página tiene disponible el libro de quejas.

      Yo: me parece que vos no me estas entendiendo. Yo quiero saber cuanto tiempo más nos van a dejar acá encerrados. Podrás averiguar o también tengo que entrar a la pagina web?

      Ahí automáticamente empezó a sonar una musiquita, esa musiquita que irrita hasta a Gandhi.
      No recuerdo quién me contó que mientras te ponen esa musiquita, del otro lado te están escuchando, así que cada vez que me dejan en espera, les hablo y les digo que se que están ahí, y los voy a ir a buscar.

      En fin, de mas está decirles que la operadora nunca volvió. El tren después de 25 minutos empezó a moverse como por arte de magia, del mismo modo que tiempo atrás, se había detenido.

      Y la gente bajó el nivel de fastidio, yo volví a mi musiquita y el sol se fue.