4.30.2014

Muerte de un geranio

Bien, una vez más maté a mis plantas. Algunas por mucho, a otras por poco.... pero cíclicamente, una vez al año, me encuentro viendo los cadáveres en las macetas, amarillentos y rotosos.

No sé si es por el agua o la falta de.

No sé si es porque no les hablo.

No sé si hay algún dato que me falta.... o si tengo plantas que duran un año, pero la única certeza, es que se les da por morirse.

Una sola sobrevive a mi falta de amor, pero no sé cómo se llama... y ahora que lo pienso quizás se suicidan por sentirse anónimas.

En general no se el nombre de ninguna planta, no es nada personal. Solo las identifico por los colores y texturas.

Me pasa en la terraza de mi madre, cuando me dice ¿viste que linda que está la violeta y el tamaño de esos geranios?.... y empiezo a girar la cabeza como la nena de el exorcista, tratando de dirigir mi vista a donde ella mira.
Todas sus plantas están siempre lindas y coloridas. Ella tiene mano para los vegetales, virtud que no pasó genéticamente hacia mí.

Pero yo persevero y a fuerza de seguir nutriendo mi incinerador de restos de lo que alguna vez fue una alegría del hogar, sigo plantando.

Así que este fin de semana, enterito de jean y palita en mano, volveremos a las semillas.

4.29.2014

Vuelta de página

Y es ese instante en que lo que te hacia doler de golpe pasó a ser algo que ya podes guardar en una cajita, allá en el fondo del cajón y eventualmente sacar, a ver de que se trataba todo eso, en ese momento, en ese lugar.

Y aunque el día está gris haciendo mérito al otoño, la sonrisa no se sale y la respiración volvió a ser profunda y tranquila.

Y sera cuestión de encontrar esa sensación que te hace cosquillas ahí,  por donde se mezclan los fideos con la salsa.

Y sacar la hojita en blanco, lápiz en mano y a llenar de palabritas, silencios, miradas,  caricias, risas y canciones.

Tardaste calma, pero llegaste.
Veni,  veni, ponete cómoda,  te hago un lugarcito.

4.09.2014

Cotidianas

Venia en el 71 como todas las mañanas. Me pude sentar y al lado mio se sento una chica.
Yo venía como los perros cogoteando por la vantanilla hasta que me di cuenta que mi vecina de asiento no estaba bien.
En ningun momento la mire pero por el rabillo del ojo veia que se escurria lagrimas y la escuchaba sollozar.
Ahi me puse a pensar que hacer sin invadir su momento.
Le pregunto ¿estas bien? .... si claro, llora asi porque esta en la cresta de la ola.
La miro fijo y le hago una morisqueta?... siguiente idea.
Empiezo a revolver mi mochila, saco papeles, libro, agua, funda de gafas hasta que encuentro pañuelitos.
Guardo todo y como quien no quiere la cosa, sin mirarla, le paso el paquetito.
Ella lo agarra, saca uno, se seca los ojos y empieza a revolver su bolso.
Busca y busca y saca algo.
Como quien no quiere la cosa, sin mirarme, me pasa un caramelo.
Yo sonreí y ella creo que también.