7.31.2018

Sueños y proyectos


De chica siempre me imaginaba que a los 30 y pico iba a tener ya todo resuelto. Coche, casa, buen trabajo, recibida de algo, casada con hijos y perros.

Y la verdad es que la vida me dio mucho de lo que imaginaba... quizás más.

Trabajo hace 12 años en una empresa que me permitió crecer y me ayudó a lograr varios de los sueños.
El primero en cumplirse fue la llegada del Rolet, compañero de paseos y viajes, de baches y autopistas. Caprichoso para desempañarse en los días de humedad, con esa bocina afónica cuando se prende el aire acondicionado. Con el culito parado y mirada tierna.
Caballero, sin rencores, que me perdonó ese choque en General Paz, fiel amigo que me escuchó durante incontables mañanas pedir al universo y a Dios "quiero enamorarme y que se enamore de mí", sin apuntar a nadie en particular, sólo a la idea del amor.
Después de unos meses ya el pedido tenía nombre y creo que a él también le fue gustando. La Boia.

Ahí dejamos de ser 2 para ser 3. Idas y venidas, llevadas y traídas, risas y música, besos y abrazos, peleas y silencios. Viajes...... hermosos viajes......

Al poco tiempo dijimos..... ¿y si somos 4? y dale!

Y apareció Rumba, alborotando alacenas, con orejas empapadas y ladridos al ritmo de esas patas cortas chuecas.

Y luego, junto con el Rolet, mi hermosa Boia y Rumba, llegó el sueño de la casa propia.

Y acá estamos, hace un año, disfrutando de una casita con jardín, plantando un limonero y luchando con un gato vecino que insiste con hacer bomba sobre la galería (hace un poco más de un mes que logramos desarticular ese tema, y no, no lo matamos).
Con dos rosas chinas y un jazmin, con cedrón para el mate y sol reparador.
Con  cuadritos y recetas, con muebles mal calculados y barro por doquier.

Este año se viene la carrera para un mejor futuro, con miedo y ansiedad pero intentando ese paso.

Ya voy mas cerca de los 40 y los sueños y proyectos siguen. Se los iré contando cuando vayan sucediendo.

Porque después de todo,  la vida se trata un poco de eso, ¿no?