5.21.2014

Cotidianas II



La vio venir entre bolsas. 
Capucha y sin paraguas, como siempre.
Riéndose del viento que arremolinaba ese mechón rebelde que le cae así, como quien no quiere la cosa.
Le dio un beso distraído y entraron.
La casa la esperaba cálida, la música acompañaba y en la cocina, vapores de algo que se parecía a una sopa.
Se acomodó y fue a ver que estaba inventando y a cucharadas iba aprobando o negando.
- Le falta sal, un puñado. Dejá que yo pongo.
Y como siempre con su rítmo acelerado fue copando el espacio y ella que no es de oponerse se quedó en el hueco que se hace donde ya no entra la heladera.
Le ofrece mate con miel y le charla, es lo que tiene...