Yo era la flamante dueña de un Fiat 600 del año 1978, Coscacho para los amigos. Coloradito, ruidoso, fumador y adorable.
Estuvo en mis manos por un año y en ese año pude usarlo al rededor de..... 17 veces.
Poco, pero momentos hermosos, como la vuelta que hicimos el recorrido desde ciudad universitaria a Plaza Italia con dos escalas en el medio:
Estuvo en mis manos por un año y en ese año pude usarlo al rededor de..... 17 veces.
Poco, pero momentos hermosos, como la vuelta que hicimos el recorrido desde ciudad universitaria a Plaza Italia con dos escalas en el medio:
- Ju avisame si escuchas un ruido raro atrás como de burbujas.
- Rubia, sale líquido verde
- Listo, escala en aeroparque a que se enfríe.
O como la vez que fui a instalar la alarma y me dejaron el acelerador atascado y al darle marcha le voló la tapa de cilindros....
O la vez que lo perdí por las calles de Belgrano:
- riiiing ring
- Hola Rubia?
- Si que haces Che?
- Bien, donde estas? Estoy parada al lado de tu auto.
- En serio?? Lo estoy buscando hace una hora!! Decime donde esta.
Pero también me acuerdo cuando le alfombramos el baúl con Maxi en pleno Canning y Honduras; o cuando nos subíamos calculando el peso de los pasajeros en diagonal para que no se parta, o la vuelta que nos fuimos con Pocha a Haedo y llegamos con olor a taller mecánico.
Pero la verdad es que se lo extraña, ese poder meterse por cualquier lado entre huecos, o poder estacionarlo en lugares impensados, o que la gente te mire y grite: Aguante la bolita!!!
Se banco la nevada del 97 como un caballero y arranco con la fresca.... Claro esta que a los 5 minutos ya hervía como una pava.
Pero bueno, la cupé estaba flojita de chapa, tenía mas agujeros que un queso Mar del Plata y en cada charco me mojaba las patas. Y un buen día me dieron el diagnóstico: Coscacho no pasa este invierno sin desarmarse, si le haces chapa y pintura hay esperanzas.
Pero bueno, la cupé estaba flojita de chapa, tenía mas agujeros que un queso Mar del Plata y en cada charco me mojaba las patas. Y un buen día me dieron el diagnóstico: Coscacho no pasa este invierno sin desarmarse, si le haces chapa y pintura hay esperanzas.
Pero mi capital estaba un poco lejos del presupuesto y decidí dejarlo ir.
Así que lo pusimos mas lindo de lo que era, brillante, alfombrado en el interior, como espejos los parachoques y su calco trasero que decía: nos veremos en concierto. Estaba tan lindo que se me piantaba un lagrimón.
Coscacho ahora esta en manos de un flaco que mide como 2 metros, se mete con calzador en el habitáculo, pero se lo ve pasar por las calles de Escobar a toda marcha dejando sonrisas en la gente que lo ve pasar.
Coscacho, amigo querido, se te extraña.