11.04.2010

Como la lluvia en Buenos Aires...




"cuando los besos envenenan o cuando llueve en Buenos Aires
cuando se pone el sol en la imaginación"

La lluvia en Buenos Aires es hermosa. Los edificios antiguos se ponen mas grises, las cúpulas verdes se tonalizan y el olor a tierra mojada invade los barrios.

La ciudad se transforma, las calles se ponen patinosas, y la gente...... la gente es genial.

Empiezan las primeras gotas y el mundo enloquece. 
La que se hizo la planchita corre como Forrest Gump hasta el techo mas cercano, las chicas de los locales sacan los potus a la vereda para que se rieguen, los de los bares cierran y apilan sillas y los motoqueros se enfundan en esos trajes de goma que Neil Armstrong usó en 1969.

Las veredas se vuelven trampas mortales para los pantalones, un paso en falso y tenes barro hasta la pantorrilla. Las esquinas acumulan mugre y los colectiveros disfrutan de la salpicada. 

Y ahí, como quien no quiere la cosa, aparecen nuestros amigos los paraguas. Elementos que solos, no causan ningún mal, pero en manos de un humano son armas de destrucción masiva.

Si hay algo que me sorprende de los días de lluvia, es que los vendedores ambulantes pueden cambiar el "tomate loco" o el "porta DNI" (lease DENEEEEEEEEEEEEE) por un sin fin de paraguas en cuestión de segundos. Observen, se siente un trueno y los tipos cual mago Emanuel descartan la mesita donde tiran el tomate y sacan el tacho con todos los paraguas de colores, largos y cortos. Realmente tienen toda mi admiración.

Cuatro gotas locas y las veredas son intransitables. 
Muchachos, no esta lloviendo acido, es agua. Agüita. No pasa nada si nos caen unas gotas.
Pero no.... la gente se empecina en caminar por las veredas que miden 75 cm de ancho con un paraguas del tamaño de una sombrilla que ganaron en un bar, tirando de una ruleta de Fernet Fernandito. (Si alguien hace un petitorio para prohibir los paraguas de medidas desproporcionadas, sepa que tiene ahí mi firma!)

Se genera una sensación de poder para el que porta el paraguas, es una especie de escudo. No solo protege de la lluvia, si no de cualquier persona que tenga la mínima intención de circular por ese pedazo de vereda. Venir con un paraguas es como manejar un Scania, correte porque vengo yo!

Los altos mal que mal, la safan, suben un poco el brazo y todo pasa por debajo de ellos. Pero los de estatura media tirando a baja son asesinos. No tienen ningún pudor en clavarte la puntita metálica en la retina y mientras sucede, disfrutarlo. Creo que es un poco la venganza de los bajitos, se meten ahí abajo y le dan para adelante, como en las cruzadas, "que pase lo que tenga que pasar, yo me quedo acá".

En fin, yo soy de los que eligen la capucha porque el paraguas no se usarlo. Siempre me termino empapando los pies, nunca se si tengo que ponerlo contra el viento o contra la lluvia y tengo la sensación constante que se va a cerrar y voy a quedar atrapada. Como con la puerta giratoria.... 


Dato: Si te subis al subte A un dia de lluvia, recordá: bajo ningun punto de vista te sientes en el asiento que esta lindero a la cabina del conductor. Inevitablemente, el agua que cae de la rejilla de ventilacion de la calle, te mancha la camisa. Sabelo!

 








2 comentarios:

  1. el porta DENEEEEEEEEEE es el de la puerta del banco galicia...
    Estuvo genial, espero el post que hable del porque si y porque no de las puertas giratorias

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  2. Es así, la gente de "la capital" le teme a la naturaleza... hace cerramientos en los balcones, pone un quincho bien grande en el patio,sus pies nunca tocan el pasto y se olvida que parte de vivir es mojarse en la lluvia, disfrutar el sol, escuchar el viento y respirar el aire que entra por la ventana...

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